El 1 de noviembre se celebra la festividad de todos los Santos. Muchos españoles honran a sus familiares fallecidos con una visita al cementerio adornando las tumbas con flores. Como en todas las festividades ese día también tiene su propia repostería: los buñuelos de viento y los huesos de santos. Una tradición con la que no han podido ni los disfraces ni las calabazas de Halloween. Las recetas de buñuelos se encuentran desde el siglo XVII. Francisco Martínez de Montilla, cocinero del Rey Felipe III ya hablaba de los buñuelos de viento en su libro “Arte de Cocina” publicado en 1611. Cuenta la tradición que cuando se come un buñuelo se saca un alma del purgatorio. Los Huesos de Santos, dulce típicamente español, de fabricación totalmente artesanal son unos canutillos de mazapán rellenos de yema de huevo, de chocolate, de coco, de moka y de mermeladas de frutas. Su forma recuerda fragmentos de hueso con su tuétano como símbolo de la muerte. Coinciden con la recogida de la almendra, ingrediente principal. Existen desde el siglo XVII y son típicos de Castilla y León aunque se han difundido por toda España. En los días anteriores a esta fecha se pueden ver en todas las pastelerías españolas. Si está en España con un grupo de alumnos, será una buena ocasión para darles a conocer estos dulces tan especiales. Noviembre es una temporada muy recomendable para viajar, la temperatura suele ser muy agradable, los paisajes son hermosos y las visitas se hacen con más tranquilidad que en primavera porque la afluencia es menor.
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Martina Navarro
Hispanista empeñada en contagiar su pasión por España. Archivos
Septiembre 2021
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